Suelen comenzar por una invocación breve o por un conmemoración apenas esbozado de las bondades divinas. Luego viene la descripción de las desgracias que aquejan al suplicante, quien a veces deja advertir sus quejas, lamentaciones y gritos. Normalmente desembocan en un agradecimiento de que por las propias fuerzas el orante no puede salir de tal